Yo solía pensar que la relajación era quedarse quieto, no pensar… resulta que esa es una manera para relajarse. Luego entendí que uno puede relajarse por medio de la respiración, del movimiento, incluso del juego y actividades que nos gustan. No hay una manera estándar de relajarse, así como no hay una única manera de estresarse.
Lo que funciona para una persona puede causar estrés en otra; en alguna ocasión le dicté clase a una abuela y su nieta. La abuela es una cliente regular, la nieta tenía curiosidad. Para la abuela posiciones como el puente se han convertido en momentos de relajación: ella disfruta la posición, puede sentir cómo se alarga su columna y como la respiración entra atrás y a los lados. Para la nieta fue un poco tortuoso porque no podía subir sin sentir calambres… una de las grandes fallas fue querer hacerlo igual que su abuela. Este tipo de comparaciones SIEMPRE aumentan el estrés. Si yo me concentro en lo que siento y en lo que a mi cuerpo le agrada eventualmente llego a hacer ejercicios que antes eran imposibles; pero si mi motivación es “ganarle a mi abuela”, es seguro que perdí antes de empezar.
La rutina está pensada para ofrecer movimientos amables, uno puede “jugar” con ellos. Los balanceos pueden ser muy amplios y relativamente lentos o cortos y rápidos. Uno puede llegar a “dar la vuelta” y está bien, eso es lo que hacen los niños al principio. Así descubren cómo cambiar de posición, cómo desplazarse y cómo hacer gritar a los padres de vez en cuando. Es interesante intentar llegar a cierto balanceo, donde la fuerza que uno hace es mínima. Estos ejercicios también buscan ofrecer diferentes opciones de movimiento, diferentes opciones de manejar tensiones musculares de forma voluntaria y maneras de explorar la respiración y su relación con el movimiento.
- Acostado boca arriba, abrazar las piernas por debajo de las rodillas. Respiración fluida, balancear suavemente de lado a lado. Se puede poner una almohada debajo de la cabeza para que sea más sencillo. Es muy agradable porque es una especie de automasaje para la zona baja de la espalda. Aquí empiezan los juegos de ritmo: uno puede ir lento y casi “dejarse caer” o ir un poco más rápido aprovechando que el movimiento es corto. También se puede hacer lento y corto… cada uno lo hace de acuerdo con sus necesidades en el momento.
- Acostado de medio lado en posición fetal. Inhalando estirar brazo y pierna llevándolas hacia atrás. Exhalando regresar. Para empezar la posición fetal es muy agradable, el cuerpo naturalmente descansa. Si a esto le añadimos ese alargamiento de brazo y pierna encontramos una especie de balancín que ofrece alargamiento y comodidad. Como siempre, no debe causar dolor y es fundamental hacerlo por ambos lados.
- Acostado de medio lado, pierna de abajo ligeramente doblada, pierna de encima doblada, rodilla cerca al pecho. Brazo de encima estirado al frente. Respiración fluida, hacer un semicírculo con el brazo, puede ser pasando por encima o por debajo, el tronco y la cabeza se mueven con el brazo. Las piernas se quedan relativamente quietas.
Esta es una especie de rotación, idealmente el peso de las piernas hace que se queden “echadas”; pero a veces es mejor dejar que se vayan un poco con los brazos, sobre todo al principio para encontrar esa forma de torsión que es agradable. Es posible que en algún momento uno quede casi boca arriba; esto no tiene problema, la idea es que sea agradable. Insisto en que lo agradable para alguien puede no serlo para el vecino, a veces ni siquiera es agradable una semana después. Todo cambia y es importante dar la oportunidad de explorar diferentes maneras de hacer un movimiento. - En la posición que sea más agradable, con respiración fluida, tensionar todo lo que se quiera durante un par de segundos y soltar la tensión lentamente.
A veces es necesario llevar los músculos a una tensión muy alta (sin carga para evitar complicaciones) para encontrar la manera de relajarlos. Es increíble la cantidad de veces que mis alumnos dicen “No me había dado cuenta que tenía las manos tan apretadas” y sí, dejan las marcas en la colchoneta… esta “revelación” se da cuando les pido que hagan fuerza con las manos: es como “pero si ya lo estoy haciendo… un momento, ¿Por qué lo estoy haciendo?” y ahí pueden relajarlas. Pasa lo mismo con los dientes y con muchos músculos que viven en tensión innecesaria. Aumentar esa tensión ofrece la posibilidad de disminuirla por un lado porque se lleva al extremo y por otro porque se hace consciente y esto facilita su control
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