Pilates

¿Quién puede practicar Pilates?

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Pilates es una técnica de ejercicio y movimiento que se basa en la conciencia corporal y la respiración. En primera aproximación, se diría que si hay posibilidad de controlar los movimientos del cuerpo de forma consciente y respirar alguien podría practicar Pilates.

He visto niños de 7 años capaces de seguir con facilidad una clase de Pilates, de hecho, los cambios en respiración y postura se notan casi de inmediato. También he visto ocupados gerentes de 40 años incapaces de soltar su celular durante una clase, por lo que es imposible ver algún cambio. De igual manera he visto mujeres de más de 70 años hacer clases a la par con jóvenes de 15 años, donde son los jóvenes quienes necesitan aditamentos o modificaciones para disminuir el nivel de dificultad del ejercicio. Pienso que la edad por sí sola no es una contraindicación o un limitante para la práctica de Pilates, de hecho, la práctica muestra que es un factor poco relevante.

Muchos creen que ciertas condiciones como reemplazos de cadera, rodilla, cirugías o alteraciones en la columna vertebral son factores limitantes para la práctica de Pilates. Es claro que existen limitaciones específicas, movimientos que no deben ser realizados. En una fase aguda o postoperatoria inmediata una clase de Pilates tal vez no sea la mejor opción, sin embargo, para manejo de dolor lumbar crónico o acondicionamiento después de una cirugía Pilates es una opción fantástica para lograr un entrenamiento integral seguro y saludable. Una de las ventajas de la técnica es que cuenta con una gran cantidad de aparatos para facilitar ciertos movimientos. Los resortes brindan resistencia en una dirección, pero asisten en otra. Por ejemplo, una persona con reemplazo total de cadera encuentra en el reformer y el Cadillac una forma segura y controlada para mejorar fuerza y flexibilidad, así como trabajar equilibrio y soporte de peso.

Un gran problema con la adherencia a las clases de Pilates es que, si se tuvo una mala experiencia una vez, la probabilidad de repetir o buscar otro instructor es baja. Muchos quieren comenzar un programa de ejercicios asistiendo a clases grupales de Pilates. Unos cuentan con la suerte de encontrar un instructor calificado que logre encaminarlos, bien sea a tomar unas clases privadas o a moderar el trabajo para evitar sobrecarga o lesiones. Tristemente en muchos casos pasa lo contrario, la gente entra a una clase y el instructor no está capacitado: la persona sale con dolor, frustrada porque no pudo realizar los ejercicios y probablemente no vuelva. Es importante seguir buscando, sé que no es fácil, pero es un método que vale la pena.

En resumen, la práctica real de Pilates implica que exista un instructor capacitado, en algunos casos se requieren aparatos o accesorios especiales, y siempre se necesita la voluntad de quien lo practica. En mi opinión estos son los reales limitantes de la población objetivo.

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