El método Pilates fue llamado “Contrología” por su creador. La base fundamental es el control sobre el movimiento, el control brinda libertad; así suene paradójico.
Uno de los principios fundamentales es el control de la respiración. Esto se ha comprobado bajo diferentes disciplinas, desde la meditación hasta el entrenamiento de deportistas de alto rendimiento pasando por psicología y terapia respiratoria. Poder controlar el patrón respiratorio es uno de los mecanismos por excelencia para controlar nuestra frecuencia cardiaca, estados emocionales y la activación en general de nuestro cuerpo. Saber que voluntariamente controlamos la cantidad de aire que ingresa, la cantidad de aire que exhalamos, el tiempo que nos demoramos en hacerlo, si hacemos pausas, si usamos las dos fosas nasales o solo una… eventualmente se puede llegar a sentir que un pulmón es más eficiente que el otro. Esto ayuda a mejorar nuestro rendimiento en actividades cotidianas, por ejemplo, recuperar el aliento después de subir corriendo un par de pisos; lograr calmarnos rápidamente ante una situación estresante o prepararnos para correr ante un peligro inminente.
Otro principio es la búsqueda de mejoría sobre la conciencia corporal. Si en este momento alguien pregunta ¿Qué está haciendo su mano derecha? La respuesta puede ser sencilla: sostener el celular, por ejemplo. Pero si la pregunta es ¿Qué están haciendo los dedos de los pies? o ¿Qué parte del cuerpo recibe mayor cantidad de peso?… podemos dudar. De hecho, a veces al mirar fotos nos cuesta creer que nos sentamos así, al mirar videos nos cuesta creer que nos vemos así cuando corremos. El truco para mejorar es hacer conciencia de estas posturas, de estos “movimientos automáticos” por llamarlos de alguna manera. Luego viene la parte complicada: saber corregirlo.
Algunas personas caminan “como patos” con las puntas de los pies siempre mirando hacia afuera. En muchas ocasiones tratar de corregir la dirección forzando al pie a ir en paralelo causa dolor, molestia y en realidad no funciona a largo plazo. Una razón es que el problema no es el pie, la falta de alineación puede venir de la rodilla, la cadera o incluso la columna. Pilates permite identificar la necesidad de alineación desde lo más profundo a lo más superficial, la organización mejora de forma integral ya que se trabaja al cuerpo como un todo.
Al hacer Pilates la postura y la organización del cuerpo van cambiando de forma sutil pero constante. Eventualmente algunas posturas o posiciones dañinas ya no son cómodas. El cuerpo busca formas de organización que sean coherentes con el bienestar de todas las partes, no hay recargas de peso, ni movimientos forzados: el cuerpo aprende a moverse en armonía.
Esto suena a magia, pero en realidad es simple aprendizaje motor. El cerebro es capaz de crear nuevos caminos, rutas más eficientes para que el gasto energético sea mínimo y se logre una máxima productividad. Es realmente impresionante lo que se puede lograr en unas pocas sesiones.