Durante 30 segundos respira como lo haces normalmente, con las características que identificaste en el día 1.
Debes ser muy consciente de la forma (nariz o boca, rápido o lento, profundo o superficial) y la cantidad de aire que se está intercambiando. La entrada del aire no debe ser forzada, permite que entre libremente (así esto no ocurra, algunas veces por forzar el aire se cierran las fosas nasales o se usan músculos de cuello y garganta que cierran el paso… muchas veces el “auto-engaño” funciona; uno simplemente se imagina que el aire entra y sale fácilmente y eventualmente esto ocurre).
En los siguientes 30 segundos inhala contando hasta 5 (preferiblemente por la nariz) y exhala contando hasta 5 (preferiblemente por la boca).
Si sientes que te quedas sin aire, trata de inhalar más lento. Si esto no resulta, reduce el conteo hasta que te sientas cómodo.
Si en la exhalación sientes que se reseca la boca o te molesta la garganta puedes cambiar el patrón de respiración a nariz -nariz.
Si la inhalación solo por nariz es imposible, puedes usar la boca, pero trata de ir cambiando el patrón a medida que lo intentas.