Rutina para pies I

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La mayoría somos muy desagradecidos con nuestros pies. Rara vez los consentimos y siempre estamos exigiéndoles que soporten nuestro peso y nos lleven a donde queremos ir. Podemos empezar con un cariñoso automasaje. Un reconocimiento real de cada pie. Algo curioso es que nunca pensamos en los dedos de los pies, los recordamos cuando nos pegamos contra el borde de la cama; pero eso en realidad no cuenta. Nunca los movemos, y esto es un error.

Es curioso, pero en muchos casos dolores de rodilla, cadera o espalda mejoran significativamente si mejoramos la función de nuestros pies. Esta rutina es una especie de “despertar”. Puede que al principio sea imposible mover los dedos de manera independiente, es posible que algunos movimientos produzcan calambres o que empiecen a sentirse cosas extrañas. Es parte del proceso, durante mucho tiempo “empaquetamos” los pies en zapatos y no los dejamos mover, empezar a cambiar puede ser molesto al principio; pero los beneficios son insuperables.

  • De pie: Inhalando levanta y exhalando baja dedos de los pies (uno por uno si es posible).
    Este ejercicio es entretenido porque es posible que al tratar de levantar los dedos se levante casi todo el pie y uno puede perder el equilibrio. El objetivo es precisamente lo contrario. La bola del pie se mantiene apoyada y el resto del cuerpo ni se entera de lo que hacen los dedos.
    Para lograrlo las rodillas deben estar relajadas, no pueden estar bloqueadas hacia atrás. La respiración ayuda a imaginar que el aire nos sostiene y así los dedos pueden moverse libremente. O al menos intentarlo.
  • De pie: Inhalando levanta talón hasta la bola del pie, exhalando baja.
    Aquí uno puede imaginar que “levita”. Es como si alguien tuviera hilos tanto en el talón como en la rodilla y halan hacia arriba y un poco hacia adelante para que el talón suba. Esto activa la parte de atrás, que usualmente olvidamos, y permite que los músculos que siempre trabajan tengan un descanso.
    La pierna de apoyo brinda estabilidad, pero la rodilla no debe estar bloqueada. Al igual que en el anterior, el resto del cuerpo ni se entera del cambio.
  • Sentado: Inhalando levanta solo el dedo gordo, exhalando baja.
    Esto puede ser imposible, si lo es uno puede ayudarse con las manos. “Fija” los otros dedos y ayuda al dedo gordo a moverse. A medida que se logra, uno puede “jugar” a levantar cada dedo, o subir y bajarlos en orden. Entre más independencia tengan para moverse cada paso será más fácil.
    Lo ideal es realizarlo varias veces sin zapatos y sin medias. Si esto no es posible, se puede hacer con zapatos. Los rangos de movimiento no son lo mismo, pero al menos comienzan a “ser parte del inventario”. Esto quiere decir que en caso de necesidad el cuerpo sabe que existen y que puede usarlos.
  • Sentado: Inhalando levanta dedos y bola del pie, exhalando baja tan lento como sea posible.
    Aquí buscamos trabajar la parte de adelante, esos músculos que evitan que caminemos arrastrando los pies y que rara vez ejercitamos. Es muy usual que se tensionen mucho los dedos, la idea es que cada vez se tensionen menos, especialmente el dedo gordo. Dato curioso: para ese movimiento que se llama dorsiflexión se puede usar un músculo que tiene como función principal levantar el dedo gordo o se puede usar otro que no tiene acción sobre los dedos. Lo ideal es que ambos estén disponibles: si solo usamos el del dedo gordo en momentos de necesidad no tendremos plan de contingencia y habrá un imbalance. Eventualmente quien siempre trabaja se cansa, y esa no es la idea. Es importante contar con todos los músculos para que el movimiento sea eficiente.
  • De pie: Respiración fluida sin levantar los pies del suelo pasa el peso hacia adelante, atrás y a los lados.
    La idea de este ejercicio es que los pies comiencen a recibir peso en todos los puntos posibles. Hay puntos que siempre reciben peso mientras que otros jamás lo hacen. Por ahora la idea es “jugar” a cambiar los puntos de apoyo de manera consciente. El resto del cuerpo puede moverse y como siempre es fundamental que las rodillas estén relajadas. Si es posible probar en diferentes superficies, mejor. Al cerebro le encantan esos cambios y entre más repertorio de contacto exista mejor preparado estará para afrontar lo que venga en la vida.

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